Según informaron los medios de comunicación, el piloto holandés JPC van Heijst y su copiloto después de unas
cinco horas en vuelo avistaron un intenso rayo de luz vertical en el cielo.
No
había otra fuente de luz ni tampoco tormentas en la zona o señaladas en su
radar. Veinte minutos después, pudieron observar con sus propios ojos que el
extraño conjunto de luces que parecían venir del océano.
“mientras
sobrevolábamos el Océano Pacífico, en algún lugar del sur de la península rusa
de Kamchatka, experimenté la cosa más aterradora en mi experimentada carrera de
piloto”, explicó el piloto holandés JPC van Heijst a Pbase. “Después de unas 5
horas en vuelo, habíamos dejado atrás Japón, nos encontrábamos a una altura de
34.000 pies y a 4,5 horas de Alaska.”
JPC van Heijst también dijo que les habían informado por
radio sobre terremotos registrados en Islandia, Chile y San Francisco, y que
podría haber algunos volcanes en su ruta que podrían afectarles durante el
vuelo, lo que hizo que cambiaran de ruta por seguridad. Pero lo que no se
esperaban era encontrarse cara a cara con un verdadero fenómeno inexplicable.
“Entonces, no muy lejos de nuestra posición, observamos un
intenso rayo en el horizonte que procedía de tierra. Era como una especie de
rayo, pero de forma mucho más intenso y dirigido verticalmente hacia el aire”,
continuó explicando el piloto holandés. “Nunca he visto nada como esto, y no había
flashes antes o después de esta misteriosa explosión de luz. Puesto que no
había tormentas eléctricas en nuestra ruta o señaladas en el clima-radar, nos
mantuvimos en alerta por si pudieran haber posibles tormentas que no nos
indicaba nuestro radar y que nos podrían causar algunos problemas.”
JPC van Heijst no se le pensó dos veces y fotografió el
extraño resplandor verdoso que se encontraba por todo el hemisferio norte. Al
principio pensó que era una especie de aurora boreal, pero se dio cuenta de que
era mucho más dispersa y tampoco había visto nada parecido.
Aunque lo mas
sorprendente ocurrió unos 20 minutos después. JPC van Heijst comenzó a observar
como la extraña luz cambiaba de color, pasó del color verdoso a un profundo
resplandor anaranjado. A partir de ese momento los dos pilotos se vieron
aterrorizados por una escena apocalíptica ya que únicamente se encontraba
debajo de ellos nada más que el océano infinito durante cientos de kilómetros.
“Una ciudad lejana o un grupo de barcos de pesca asiáticos
no tenían sentido en esta zona, aparte del hecho de que las luces que vimos
eran mucho más grandes en tamaño y brillo, en lugar del clásico color blanco
que las ciudades o barcos producen”, dijo JPC van Heijst. “Cuanto más nos
acercábamos, el extraño resplandor era más intenso, iluminando las nubes y el
cielo por debajo de nosotros en un tono naranja aterrador. Y todo en una parte del
mundo donde no se suponía que no hay más que agua.”
Entonces a los pilotos se les ocurrió que el extraño
resplandor rojo era la explosión de un volcán enorme justo debajo de la
superficie del océano, a unos 30 minutos antes de sobrevolar la posición
exacta. Se encontraban al menos 2 horas de vuelo del aeropuerto más cercano y
la idea de volar sobre un cielo lleno de cenizas en medio de la noche sobre el
vasto Océano Pacífico aterrorizó a los pilotos. Pero muy a lo contrario de lo
que se esperaban encontrar, no había ninguna nube de ceniza ni tampoco actividad
volcánica en la zona.
“Informamos rápidamente de nuestro avistamiento al Control
de Tráfico Aéreo para que realizaran una investigación sobre lo sucedido en
esta remota región del océano. En el informe incluimos dos fotos, que no están
editadas a excepción de la marca de agua y para cambiar el tamaño. Hay que
tener en cuenta que las fotos son tomadas con una muy alta sensibilidad ISO lo
que puede causar que calidad sean un poco pobre. También incluimos una visión
general de nuestra ruta marcada con la ubicación. Ahora sólo estoy esperando
que si se trata de una nueva isla, por lo menos que le den nombre como
descubridor oficial. Eso estaría bien”, concluyo JPC van Heijst.
JPC van Heijst cree que el misterios brillo rojo puede haber
sido causado por la actividad volcánica en la profundidad bajo la superficie
del océano. Y algunos expertos están de acuerdo, ya que la actividad sísmica ha
ido en aumento en las últimas semanas, con el terremoto al norte de California y
la amenaza de una erupción volcánica en Islandia.
Aunque esta teoría parece plausible, la realidad es que van
Heijst no avistó ninguna nube de cenizas en su polémico viaje a Alaska. Debido
a esto, otros expertos creen que el misterioso brillo ha sido causado por las
luces utilizadas por los barcos de pesca. Sin embargo, la intensidad de la luz
que fue fotografiada por van Heijst habría requerido al menos 50 barcos de
pesca y cabe destacar que no había ninguno faenado por la zona. Otra teoría
expuesta ha sido la contaminación lumínica de una ciudad, pero el avistamiento
estaba muy lejos de cualquier ciudad costera capaz de producir ese tipo de
resplandor.
Y no nos podemos olvidar de la teoría conspirativa, que
sugiere que podría tratarse de una base extraterrestre submarina ya que desde
hace algún tiempo es sabido que hay civilizaciones extraterrestres que viven
dentro de nuestros océanos. Además, son muchos los testigos que han informado
que en esa zona es común avistar ovnis entrando y saliendo del agua.
Tampoco podríamos descartar las posibilidades de creer en
que una civilización avanzada tan capaz
de viajar por el espacio profundo no podría hacerlo también debajo el agua. Los que piensan que seres de otros mundos
prefieren observarnos de manera invisible, usando sabiamente como base de
operaciones el medio ambiente marino. Hay que recordar que los mares y los
océanos cubren aproximadamente tres cuartas partes de la superficie del globo
terrestre (un 71%). Y la raza humana hace relativamente poco tiempo que ha
comenzado a explorar los arrecifes y otras formaciones que cubren los fondos
oceánicos, por lo que seres de otras civilizaciones con su avanzada tecnología
podrían estar utilizando los mares como su base de operaciones durante siglos,
y muchas de las explicaciones se regirían entre lo natural y lo sobrenatural.
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